BINOMIO FANTASTICO: Leopardo- Pistolas

Un día cuando salí de casa para ir al autobús del colegio ¡flas! un leopardo delante de mis narices. Mi instinto me invitó a correr, pero cuando corría farolas y postes se convertían en grandes árboles y los edificios en altas montañas. ¿Qué qué pasaba? Que el mundo se había vuelto loco o que se estaba convirtiendo en una selva: hasta  las personas se convierten: ¿en qué? en todo tipo de animales: en elefantes un poco raros, en cocodrilos y hasta en babuinos con el culo rojo y la mar de feos. Entonces volvió el leopardo, pero esta vez abierto a la mitad se le veían los ojos caídos en el suelo pero lo más raro de todo esto es que dentro de él había una pistola y le pegué un tiro, pero se reprodujo. El feto creció muy rápidamente y corrí hasta un sitio seguro. Allí pensé porque yo no me había convertido; opciones: uno, yo era diferente a los demás; dos, yo tenia un cuerpazo escultural; tres, yo era Tarzán. De esas tres opciones la segunda me gustó más pero si fuese esa ya se habrían dado cuenta antes; pero me quedé con la primera, era más razonable. Me apareció de nuevo el leopardo y yo le dije: - Que saco la pistola eh muchachito- y él me dijo: -Aguacha gula gua- y yo dije susurrando: -Este tío está loco, ojalá que te mueras- y le cayó un coche en la cabeza. Yo me subí en el coche pero no sabía conducir y atropellaba animales a mogollón, animal por aquí ¡ah! animal por allá ¡ah! Hasta que encontré una palanca, tiré de ella pero se me cayó la pistola y me dio en un pie y yo dije ¡auuuh! que dolor pero lo guay es que todo había pasado.