En
un lejano país vivía una bruja que se llamaba Maite. Vivía en un
castillo tenebroso de color negro. Una preciosa mañana durante el
verano fuimos a París, allí era donde vivía la bruja. Mi abuelo me
contó mucho sobre ella. Cuando salía de nuestra casa vi a la bruja
Maite. No vestía como las brujas, llevaba un vestido rojo como la
sangre, unas botas negras y un sombrero de flores rojas. Le pregunté
si era la bruja Maite. Y me dijo que sí, me dijo que era buena y los
conjuros eran para los animales que no estaban sanos. Un día de
lluvia fui a pasear a mi perra y me la volví a encontrar. Me llevó
a su castillo. Tenía un gato negro muy bueno. Hasta jugó con mi
perra y Maite me dio un paseo por la alfombra mágica, llevé a mi
perra y al gato de Maite. Nos divertimos un montón, hasta nos
hicimos amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario