En un lugar muy lejano vivía una pequeña princesa. Cuando la
princesa tenía siete años su madre murió; por un incendio en el castillo,
provocado por un dragón. Desde entonces ella quiso aprender a luchar muy bien.
Su padre era caballero y hasta que ella cumplió los dieciocho
años estuvo aprendiendo muy buenas técnicas. Fueron pasando los años y
cumpleaños y la princesa cada vez era mejor pero, solo entrenaba por las tardes,
después de comer ya que le encantaba dormir por las mañanas.
El día de su decimoctavo cumpleaños la princesa se levantó muy
temprano y se fue a entrenar muy duro; porque sabía que esa iba a ser su última
vez. Ese día la iban a coronar reina e iba a tener un montón de tareas que
hacer.
La conmoración fue después de comer, en el palacio del
príncipe del pueblo de al lado, ya que sus padres eran amigos. Cuando iban a
coronarla el palacio fue atacado por un dragón, ella rápidamente reconoció al
dragón, era el que había incendiado el castillo.
Todos dijeron al príncipe que atacara al dragón pero el no sabía
luchar y tenía miedo. Al ver lo que pasaba, la princesa cogió la espada que le
habían dado al príncipe y atacó al dragón.
Al final ella derrotó al dragón y se casó con el príncipe, del
que estaba enamorada desde pequeña, aunque él seguía muy sorprendido.
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